Por CRLuismël
Para el Departamento de Estado de los Estados Unidos, que equivale a un Ministerio de Relaciones Exteriores, el ayahuasca es una droga alucinógena que puede causar daños irreparables, e incluso la muerte.
Durante las últimas décadas, he visto con preocupación cómo se ha romantizado el uso del ayahuasca, que hoy se promociona como una experiencia mística y espiritual. Su consumo se ha popularizado entre turistas que, sin preparación ni contexto, se adentran en la selva amazónica en busca de una «sanación» que a menudo termina en tragedia.
La proliferación de supuestos «chamanes» y de centros de retiro improvisados, sumada a la falta de regulación por parte del Estado peruano y de los gobiernos locales, todo esto ha motivado que el gobierno estadounidense advierta de manera enfática a sus ciudadanos sobre los riesgos de participar en estas ceremonias.
Aun así, el desconocimiento, el morbo y la desesperación espiritual siguen empujando a cientos de personas, especialmente jóvenes, a arriesgar sus vidas. Muchos turistas llegan al Perú, particularmente a la ciudad de Iquitos, con la ilusión de una experiencia trascendental, y lamentablemente algunos llegaron a encontrar la muerte en el intento.
La droga que preocupa a gobiernos
En Estados como Florida y Texas ya se han tomado medidas legales para prohibir el ayahuasca, ante la creciente llegada de «chamanes viajeros» que buscan introducir estas prácticas en los Estados Unidos, a un país donde la epidemia de adicción a drogas ha cobrado miles de vidas. Para estos Estados, el ayahuasca representa un nuevo frente de alerta. Además, existe la preocupación creciente de que todo viajero que haya estado en la Amazonía peruana podría ser sospechoso de haber participado en estas prácticas, ahora bajo mayor observación internacional.
Mientras tanto, en Perú, las noticias continúan reportando casos de turistas extranjeros estafados, víctimas de abuso sexual e incluso fallecidos durante sesiones de ayahuasca. Muchas de estas víctimas son mujeres jóvenes.
Vale la pena recordar que el ayahuasca tiene raíces profundas en la cosmovisión de algunos pueblos indígenas del Perú, donde su uso está rodeado de rituales estrictos y de conocimiento ancestral. No se trata de una actividad recreativa, ni mucho menos de una terapia «new age«.
Un consumo que desvirtúa la tradición
Hoy en día, vemos tiendas y hospedajes exclusivos en pleno centro de Iquitos, promoviendo sesiones de ayahuasca como si fueran actividades turísticas ordinarias. Pero no siempre fue así. El turismo responsable en Loreto ha existido desde hace décadas, con lodges serios que valoran y protegen tanto al visitante como al entorno natural y cultural.
No es recomendable que las buenas costumbres, los valores heredados de los antiguos y el verdadero espíritu del turismo respetuoso se vean opacados por prácticas temerarias que solo traen dolor, confusión y pérdida.
El ayahuasca es un alucinógeno extremadamente potente. Su uso dentro de las comunidades indígenas responde a contextos espirituales profundos y complejos, y no debe ser subestimado por quienes, desde el desconocimiento o la desesperación, buscan en él una salida rápida o una aventura exótica.
La Amazonía merece respeto. Sus visitantes también.
CRLuismël
20250603